Tus hijos no son tus hijos, 

son hijos e hijas de la vida 
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti, 

y aunque estén contigo, 
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, 

pero no tus pensamientos, pues, 
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, 

pero no sus almas, porque ellas 
viven en la casa de mañana, 
que no puedes visitar, 
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, 

pero no procures hacerlos 
semejantes a ti 
porque la vida no retrocede 
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos, 

como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación, 

en tu mano de arquero 
sea para la felicidad 
Pues aunque Él ama 
la flecha que vuela, 
Ama de igual modo al arco estable.


En estos versos el poeta quiere decir que a pesar de que sea familia, cada uno es libre y no hay que cohibir a nadie, dejándoles ser libres para que puedan  ser felices.